La verdadera importancia del entrenamiento mental es el título que esta semana nos trae nuestro Coach Mental de confianza Francisco González.
En él, además de una curiosa anécdota que le sucedió hace poco en una entrega de trofeos, nos da unas claves para entender por qué el entrenamiento mental, de forma certera, cobra una importancia verdadera en el proceso de aprendizaje del golf.

La verdadera importancia del entrenamiento mental. Por Francisco González.
Hace unos días asistía como un espectador más a la entrega de trofeos de un gran torneo al que había donado cinco de mis libros El Entrenamiento Mental en Golf. Después del correspondiente reconocimiento de los ganadores y entrega de sus trofeos se inició el tradicional tiempo para el sorteo de regalos donados por patrocinadores entre los participantes del torneo.
Todo menos el libro.
Mientras se iba desarrollando el mismo, con la consiguiente algarabía de los asistentes, yo permanecía discretamente presenciándolo cerca, aunque detrás, de un grupo de jugadores que comentaban los regalos que se sorteaban al tiempo que escuché, de unos de ellos, lo siguiente: “mientras no me toque el libro que me toque lo que sea”.
Uno de los del grupo de repente advirtió mi presencia y al reconocerme le dio un empellón al del comentario que ni me conocía ni, como es evidente, conocía mi libro. Como es natural no le di importancia alguna a dicho comentario pero si pensé en reflexionar sobre dicho hecho.
Resulta incuestionable que, de manera usual y ordinaria, la enseñanza del golf se ha constituido a lo largo de la historia pasada y presente a través del aprendizaje exclusivo de la técnica.
Correcciones por parte del instructor.
La instrucción técnica tiende a centrarse en fallos/errores y arreglos/soluciones de modo que el swing es dividido en partes que luego son examinadas y sobre las que el instructor enfatiza una parte u otra para tratar de armonizar el conjunto de todas ellas mediante la recomendación de un ejercicio u otro. Cada instructor se enfrentará a dar una solución según el análisis que haga del error que su alumno o alumna comete.
No cabe duda que, dada la complejidad sobre la que se erige la gesto-forma del swing de golf, todo esto tenía y tiene claros fundamentos para que haya sido y sea así, y para que aún hoy se lleve a cabo inexorablemente de esta manera, pero la evidencia científica es que la solución y la corrección no perduran y cuesta fijarlas porque sólo se puede conseguir eso a través de un estado consciente que aúne la experiencia sensorial/motora y la cinestésica, estado este que se alcanza a través del entrenamiento mental.
Hay que huir del arreglo provisional.
También es cierto, que aunque se reconoce por unos y otros la importancia de combinar la mente y el cuerpo, animando a ser más positivos, jugar con confianza, realizar visualizaciones o controlar la ira, se corre el riesgo de que todo eso también se convierta en un “arreglo” o “consejo” que finalmente tampoco serviría para la mejora de las habilidades deportivo/motoras del golfista y que tampoco perduraría en el tiempo.
De ahí la necesidad de establecer y enseñar principios que se funden en criterios científicos y pedagógicos que permitan interiorizar el aprendizaje de las habilidades mentales necesarias para un adecuado desempeño y un mejor rendimiento deportivo enfocándose en la concentración, la confianza, la gestión de la presión o el autohabla positiva entre otras.
Da igual el nivel y la edad del golfista. Da igual su hándicap. Dan igual sus resultados. Se trata de enseñar a ser feliz, a disfrutar, a gestionar las emociones y a reconocer que el golf, por encima de todo, es un juego mental. En definitiva, el entrenamiento mental no tiene otra finalidad que mejorar a la persona y mejorar al deportista y su rendimiento. Ahí radica la verdadera importancia del entrenamiento mental.
Foto: Petone, Lower Hutt, New Zealand, Licencia Unsplash.
Francisco González
https://golfmentalcoaching.com/blog/




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